Normalmente, cuando viajamos y nos ponemos a buscar alojamiento, solemos pensar en hoteles, hostales y albergues, pero… ¿os habéis planteado alguna vez alojaros en casa de una familia local? Aquí os mostramos 10 motivos por los que deberíais animaros a practicar el “homestay” (palabra con la que se denomina esta experiencia en inglés):
1) Intercambio cultural
Cuando viajas a cualquier parte del mundo, una de las experiencias más enriquecedoras es tener la oportunidad de tratar directamente con la gente local, de conversar, conocer su estilo de vida, costumbres y creencias. El vivir en casa de una familia favorece este intercambio y nos ayudará sin duda a abrir la mente y entender el mundo de otra forma.
2) Conocerás sitios auténticos que no aparecen en ninguna guía de viajes
A veces, cuando vamos a un sitio recomendado por una guía de viajes nos damos cuenta de que hay miles de turistas que han seguido los consejos de la misma guía, de manera que nos encontramos en un restaurante muy interesante pero rodeado de viajeros como nosotros. ¿Y dónde está la gente local? ¿A dónde suele ir?Por otro lado, las guías de viaje a veces quedan desfasadas, bien porque han cambiado los precios, han cerrado el negocio o no incluyen las últimas novedades…Alguien local siempre nos podrá recomendar experiencias especiales y actualizadas, lo que supone un plus importante: ese sitio en el que va a tocar el grupo de música de su primo, ese nuevo restaurante que acaban de abrir donde la relación calidad/precio es genial o ese pequeño y colorido jardín donde se puede ir a leer tranquilamente.
3) Actividades únicas
Puede darse el caso en que la familia nos invite a participar en celebraciones familiares, actos culturales etc., que de ir por libre, no sería posible vivir la experiencia. ¿Os imagináis el poder celebrar el fin de año en Nepal, una fiesta de cumpleaños en Nueva Zelanda o una boda en Kenia?
4) Oportunidad de conocer gente
Además de interactuar con la familia, también podéis conocer a otros huéspedes, con los que compartir desayunos, cenas o sofá en el salón de casa. Es una oportunidad única para vivir un ambiente multicultural y conocer cosas no sólo del país que estamos visitando, sino del lugar de origen de otros viajeros. Quién sabe, puede que de esta experiencia acabéis planificando vuestro siguiente país de destino.
5) Posibilidad de abaratar el viaje
Los precios normalmente suelen ser más económicos que en hoteles y hostales, y a veces incluso se puede encontrar alojamiento gratuito (ya conocéis el “couchsurfing”, ¿verdad?).
6) Forma sostenible de viajar
El “homestay” es una forma sostenible de viajar, ya que estamos dejando dinero en manos de un hospedaje propiedad de la población local, en lugar de dejar el dinero en grandes superficies hoteleras. Dependiendo del país al que viajemos, ese ingreso de dinero en la familia puede marcar la diferencia entre tener la oportunidad de que por ejemplo sus hijos estudien o no.
7) Practicar idiomas
Cuando vamos de vacaciones con gente de nuestro mismo país y nos hospedamos en un hotel, nos pasamos prácticamente todo el día hablando en nuestra lengua materna, limitándonos a soltar de vez en cuando las frases típicas: “good morning”, “danke”, “where is the toilet?” “C’est combien?” “the bill please”…El alojarse en casa de una familia local, nos permitirá mantener conversaciones más largas y de contenidos más interesantes o profundos, lo que se convierte en una oportunidad de oro para aprender y practicar un idioma.
8) Servicio personalizado
A diferencia que en los hoteles, en casas particulares el número de habitaciones es limitado, lo que facilita el trato directo y personal. Lo más seguro es que el anfitrión ponga todo de su parte para hacernos la estancia lo más agradable posible. Es cierto que en algunos casos hay gente que ofrece su casa simplemente para obtener un beneficio económico, pero en la red podréis encontrar opiniones de otros huéspedes para aseguraros de que hacéis una buena elección.
9) Comida casera
Una de las cosas que hay que hacer cuando viajas, es olvidarse del filete con patatas y las hamburguesas e intentar disfrutar de la gastronomía local. En casa de nuestros anfitriones seguramente tengamos la opción de probar platos tradicionales o incluso podremos ayudar como pinches en la cocina. Será una buena oportunidad para aprender nuevas recetas de cocina y después deleitar a vuestros amigos y familia con una cena típica a la vuelta de las vacaciones (seguro que con el estómago lleno aguantarán mejor el reportaje fotográfico).
10) Posible fruto de una amistad
Tras haber compartido tantos momentos y conversaciones juntos, en muchas ocasiones surge una profunda amistad entre huéspedes y anfitriones, y esto hará sin duda que nuestro viaje sea aún mucho más especial.Tal vez nuestra estancia haya sido corta o no hayamos congeniado tanto como para invitarles a que vengan a nuestra casa, pero seguro que nos dará pena despedirnos de ellos y de no poder exprimir más la experiencia. ¿Cuántas veces habéis sentido lástima de despediros de los conserjes de un hotel?
¿Y a vosotros, se os ocurre algún motivo más?
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